La voz del artista.

El auténtico sentido de la materia

La manipulación de la materia, no como representación, sino como elaboración, crea objetos reales dotados de una autonomía expresiva y portadores de un mensaje filosófico propio. Es la materia artizada.
Blanca García Vega dice de su obra: “Son superficies de texturas muy depuradas. Su pintura matérica es la sublimación del más mínimo detalle. Es la búsqueda de la simplicidad de lo esencial por la eliminación de lo accesorio, después de un largo proceso de inmersión en el auténtico sentido de la materia“.


La materia como aproximación a la introspección y a la naturaleza.

Para el creador, sus obras se traducen en impulsos de vida hacia algo, que se convierten en sensaciones y que el autor lanza como un camino para entender el proceso artístico. Se suceden un sin fin de preguntas, se produce un viaje mental permanente y una lucha entre la satisfacción del hallazgo y el vértigo de la búsqueda sin fin. Esa es la grandeza del arte.
En la actual época que vivimos de continuos vaivenes creativos, no existe nada más transgresor que la propia coherencia de un trabajo personal alcanzado a fuerza de constancia.
En el caso de Armando Arenillas, se trata pues, de una victoria individual a base de sondear de forma constante múltiples posibilidades y de formalizar un ejercicio que lleva a redescubrirse continuamente desde la voluntad de decantarse hacia la materia creando especiales percepciones e interesantes efectos de naturaleza, eligiendo materias granulosas consolidadas y pigmentadas.
Arenillas entiende su obra como la eterna búsqueda en pos de la experimentación con el lenguaje, la técnica y la excelente factura habitual de una obra que da siempre un paso más allá en sus viejas inquietudes, para ofrecer un universo de formas que se desarrollan en el espacio real o tridimensional resultado de la adición de materiales o del trabajo en capas sucesivas y de esgrafiados, descubriendo así meditados ejercicios textuales y sorprendentes veladuras.
Sus obras cobran un valor táctil evidente en el empleo de diversos materiales que le hacen oscilar desde la suave tersura a lo arisco más agresivo, desarrollando así todo un repertorio de sensaciones.
Cubre las superficies con elementos varios como tierras y minerales, maderas, papeles y cartones y otros materiales reciclados o encontrados que propician un encuentro con la naturaleza y que invita al espectador a meditar sobre lo temporal y aspira a convertirse en crónica de la identidad y la memoria.
Son creaciones que reiteran un trabajo de reducir su quehacer a lo esencial y de encaminarlas hacia la intensidad dramática, la austeridad, la luz y el silencio.
Cada obra se convierte en un halo de espiritualidad y se desarrolla desde una perspectiva íntima y privada para transformarse en una sutil meditación que se extrae del cromatismo personal, la estructura y la sensibilidad, procurándonos ese particular y sobrecogedor goce.