La obra de Armando Arenillas obedece a un viaje de búsqueda
constante, de experimentación y reflexión entorno a la materia y la
memoria.
En su trabajo, es evidente el ejercicio constante de esencialización de su
universo y de una meditación expresiva que le lleva a representar y
redescubrir los espacios del silencio.
En sus nuevas obras la materia se acentúa con un fuerte cromatismo y
establece un diálogo entre la gestualidad, la austeridad y todo un
repertorio de sensaciones.
Arenillas deja entrever todo un mensaje de rebeldía íntima y un
inconformismo por lo ya visto. Se le observa envuelto en un vértigo
constante por articular un código de representación entorno a la
meditación y la sensibilidad.
Para el autor, la pintura es materia y continúa explorando sobre temas
plásticos, convirtiendo sus trabajos en paisajes imaginarios.
Desde la pureza de los blancos de sus últimas producciones hasta este
nuevo cromatismo que nos lanza, el pintor consigue todo un universo de
atmósferas, rico en matices; pero dirigido a esa voluntad por la
depuración y hacia la indagación íntima.
Esta nueva aventura de Arenillas delata una trayectoria que nos invita a
la reflexión, a adivinar el conflicto vital permanente y el compromiso con
la propia pintura.
